Pablo Iglesias: El mayor desafío de la izquierda es reconocer que su principal adversario político es la derecha mediática

El ex vicepresidente segundo de España, politólogo y analista en medios habló con Nada Que Perder sobre cómo visualiza a la izquierda uruguaya y regional, y sobre la necesidad de mantener la conversación social desde su perspectiva, a partir de un despliegue de temas. "Hacer política es la lucha por el dominio de la agenda", aseguró.
El ex dirigente político español contó que en el mes de mazo mantuvo un encuentro con el presidente del Frente Amplio (FA) en la ciudad de Madrid, donde recibió una invitación de éste para hablar en Uruguay sobre aspectos mediáticos.
Durante algunos días de la semana pasada disertó en un evento organizado por la Fundación Líber Seregni en el teatro El Galpón, además de haber participado en uno en la propia sede frenteamplista de la calle Colonia.
Iglesias opinó a Nada Que Perder de M24 que el FA es una izquierda poco comparable a ningún país de Europa y a la de muy pocos países de América Latina.
Destacó el sentido unitario que el FA posee desde hace décadas y que se ha acercado al 50% de los votos del electorado. "Es una barbaridad. No hay ninguna izquierda que se mueva en los códigos ideológicos en que se mueve el FA que tenga esos niveles de apoyo social. Una izquierda consolidadísima como fuerza de gobierno y de las Intendencias y los sistemas administrativos consolidas en el Estado, con logros indudables", detalló.
Asimismo, indicó que "el Pepe (José Mujica) y Lucía (Topolansky) son referentes políticos de la izquierda mundial. Diría que no hay muchos más así. Pepe no puede caminar por ningún lugar del mundo. En cualquier lugar del mundo le conocen y no solo despierta una enorme tensión mediática. Es una de suerte referente moral transversal, no solo de la izquierda. Lo vi encantador y lúcido con 87 años."
Además, comentó que está siguiendo el actual proceso chileno que conduce Gabriel Boric y afirmó estar "enamorado" de sus dirigentes a quienes conoció antes de que asumieran responsabilidades a nivel gubernamental.
Consultado sobre el surgimiento de liderazgos de la derecha en América Latina, como en Brasil con Jair Bolsonaro, Javier Milei en Argentina o Rodolfo Hernández en Colombia, Iglesias opinó que entre estos y otros dirigentes existen elementos comunes.
"Donald Trump inaugura una era que pone en cuestión la supuesta estabilidad de los sistemas de democracia liberal. Nos habían querido convencer que las democracias liberales eran una suerte de consenso. Y en realidad eran el resultado de una correlación de fuerzas. Que una figura como Trump haya podido ser presidente de los Estados Unidos, que en la reelección tuviera un nivel de apoyo sin precedentes; que una figura como Bolsonaro con una campaña de Fake News a través de WhatsApp y de todo un operativo Lawfare contra Lula (...) revela que hay una extrema derecha que es la mayor amenaza contra la democracia", explicó.
Y añadió: "Los sistemas demoliberales, con todas las imperfecciones que tienen, no son una conquista definitiva, es algo que está en cuestión permanente. Y cuando la derecha ve amenazados sus privilegios se convierte en fascismo".
Por otra parte, Iglesias sostuvo que el reto para la izquierda en la región es "definir el debate, definir la agenda".
En este sentido, señaló que la dirigente política chilena Camila Vallejo, actual ministra de la Secretaría General de Gobierno de Chile, es un cuadro político con mucha experiencia mediática, "una máquina muy precisa de responder a las preguntas".
"Me sorprendió una entrevista que me mandaron (a ella) porque era de una revista del Partido Comunista que, a pesar de ser un medio afín, tenía que asumir que la agenda mediática estaba marcada por una serie de temas que en general no eran temas nada cómodos para el gobierno, pero eran los temas ineludibles. Y cuando llega la pregunta donde por fin el político puede hacer el despliegue de su agenda, como ¿sigue siendo el gobierno de Boric un gobierno llamado a superar el neoliberalismo en Chile?, la respuesta es muy genérica. Es como `tenemos que desmercantilizar los derechos sociales`", contó Iglesias.
"¿Cómo puede ser que la respuesta a todas las preguntas difíciles sea armada, trabajada, con datos, con giros y sin embargo la pregunta en la que tienes que poner encima de la mesa tu agenda de temas sea una respuesta genérica tratándose de una portavoz solvente? La clave de esto es que ahora mismo es la derecha mediática de Chile la que está controlando la agenda de temas y quien controla la agenda de temas en un partido largo se puede terminar llevando el gato al agua. El mayor desafío de la izquierda es reconocer que su principal adversario político es la derecha mediática antes que la derecha política y que hacer política es la lucha por el dominio de la agenda", subrayó.
Destacó que no alcanza con un programa político de la gente, sino que además hay que contarlo. "Tiene que haber izquierda mediática", acotó.
Para Iglesias este es un problema de "diseños de estrategias en las que tiene que haber actores que ocupen lugares diferentes (...) la izquierda tiene que entender que hay ámbitos de intervención que no son partidistas".
También se refirió al debate sobre las leyes de medios. "No puede ser que sociedades que se llamen a sí mismas democracias si el control de los medios de comunicación depende de un grupo de multimillonarios que dependen básicamente de anunciantes (...) evitar las dinámicas oligopólicas donde podemos tener diferentes opciones políticas, sin embargo, esa pluralidad n aparece reflejada en la correlación de fuerzas mediáticas", apuntó.
Además, valoró la necesidad de estar en la conversación que se desarrollan en las redes sociales ya que a su juicio allí "está la gente y la acción política".
"Vamos cada vez más hacia audiencias de nicho, en la que cada vez los perfiles se definen más por el tipo de red (...) hay muchos espacios de intervención", sintetizó, aunque sostuvo que las redes tienes cierto nivel de "toxicidad".
Finalmente, Iglesias dijo que no volverá a la política a nivel dirigencial. "Nunca quise ser lo que me tocó ser. Me alegro de haber vivido porque me dio un conocimiento que no hubiera podido recibir de otra manera, pero no tengo el más mínimo deseo de volver a ocupar un cargo público o ser un dirigente de partido. Creo que soy más útil haciendo lo que hay y más feliz", concluyó.
