Mauricio Rosencof, que tiene sobrados motivos para hablar de Raul «Bebe» Sendic, realiza aquí un breve homenaje a su compañero, a su amigo, a su vecino de calabozo.
En este caso recurre a un capítulo de su libro «Por los chiquitos que faltan», en el que evoca a Guillermo Chifflet, que también tenía conocimiento más que suficiente para hablar de su compañero socialista.