Aunque reconoció que hay “peculiaridades y matices”, Forti afirmó que la extrema derecha también en América Latina debe entenderse como parte de “una misma gran familia global”, ya que estas fuerzas comparten referencias ideológicas, estrategias políticas y comunicativas.
En una entrevista con Nada que perder, el historiador y analista político italiano Steven Forti analizó el avance de la extrema derecha a nivel global, los cambios en el sistema político internacional y el lugar que ocupa América Latina, incluido Uruguay, en este nuevo escenario.
Al referirse al actual segundo mandato de Donald Trump, Forti fue categórico: “la victoria de Trump el año pasado y su presidencia que ha empezado hace tres meses [...] marca un cambio de época”. En su opinión, no se trata de un cambio ideológico del presidente, sino de que “Trump ha venido más preparado” y que ahora “conoce cómo funciona un Estado”.
El historiador consideró que este cambio no es solo un ajuste político, sino una transformación profunda en el sistema económico y geopolítico global. “Lo que Trump está diciendo sobre Groenlandia, sobre Panamá, sobre Canadá, etcétera, nos muestra que el orden internacional liberal y las reglas que se habían establecido con ese orden, creado post Segunda Guerra Mundial, ha terminado y es muy difícil que se pueda recuperar. Está a punto de ser enterrado”, aseveró.
Además, Forti destacó que esta nueva etapa no solo involucra un cambio en la política exterior, sino también una transformación del capitalismo mismo, que se reconfigura bajo un “nuevo tipo de neoliberalismo” más agresivo y autoritario. “Dábamos casi por muerto el neoliberalismo tras la crisis económica de hace casi 15 años. En cambio, se ha rearmado ideológicamente en su versión mucho más agresiva, explícitamente autoritaria, antidemocrática”, aseguró.
El historiador también habló de la creciente alianza entre las fuerzas de extrema derecha y las élites tradicionales, lo que remite a una colaboración autoritaria similar a la de los años 30 y 40 del siglo XX, cuando las élites políticas y económicas se unieron en proyectos totalitarios. Se trata de “una colaboración incómoda, pero eficaz, entre élites tradicionales, tanto políticas (lo que hoy en día llamaremos la derecha tradicional) como económicas (los grandes empresarios)”.
América Latina, según el italiano, no escapa a estas dinámicas. Aunque reconoció que hay “peculiaridades y matices”, afirmó que la extrema derecha también en América Latina debe entenderse como parte de “una misma gran familia global”, ya que estas fuerzas comparten referencias y una “tupida red” de fundaciones, think tank, institutos.
"Comparten, al final, la mayoría de referencias ideológicas, estrategias políticas y comunicativas, que es marcar el debate público, introducir ideas inaceptables hasta hace poco en los debates públicos y en el debate político, dar entonces la batalla cultural”, ahondó el también docente.
En Uruguay, aunque aún no se ha consolidado una fuerza política de extrema derecha, Forti advirtió que hay que estar atentos a cómo estas ideas extremas se están normalizando en el debate público. “Es ahí donde se tiene que prestar la atención para intentar frenar, bloquear, contrastar esa normalización de ideas”, declaró y añadió que, la manera de contrarrestar este fenómeno, es “dando la batalla cada día desde todos los niveles, desde los medios de comunicación tradicionales, desde las redes sociales y, sobre todo, desde la sociedad civil, desde las calles”.