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Un poco más que un clásico

Fernando Morena: Peñarol celebrará en el próximo Clásico al jugador que lo trajo su hinchada

Fernando Morena durante la inauguración del Estadio Campeón del Siglo. Foto: Javier Calvelo/ adhocFotos
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Fernando Morena durante la inauguración del Estadio Campeón del Siglo. Foto: Javier Calvelo/ adhocFotos

El próximo clásico del viernes 29 también servirá para que la hinchada de Peñarol conmemore al “Potrillo” Fernando Morena, máximo artillero de su historia y protagonista de tres títulos inmortales en las décadas de 1970 y 1980.

Un admirado astro disputaba la semifinal de la Copa Libertadores. Un trancazo contra un jugador del Vasco da Gama y llegó la pesadilla de los jugadores: una fractura que se sintió en todo el estadio. Incluso en el corazón. Como el de Fernando Morena, al ver que José Sanfillipo, jugando para Nacional, recibió en 1964 un duro diagnóstico: fractura de tibia y peroné. Después, el gran centrodelantero argentino tuvo una carrera muy diferente al período previo, con un campeonato más, ya veterano, para San Lorenzo.

El destino lo ubicó a Morena en el lugar del ídolo, el área rival. Jugaba para River Plate a finales de los años 1960, que lo hizo debutar con 17 años en 1969. Estuvo 48 partidos, convirtió 27 goles y llegó la lógica llamada de los dos cuadros grandes. Decantó por Peñarol, jugó en la cabeza del área y mojó ya en el primer partido: debut en la Copa Atlántico 1973 ante Boca Juniors.

La Era Morena

Ese primer año, el Mirasol tenía un gran desafío en su tradicional rival, a punto de obtener un quinquenio fruto de sostener a una brillante escuadra campeona de América. Peñarol llegó al clásico del 2 de diciembre de 1973 con cinco puntos de ventaja sobre los Bolsos y un empate era suficiente para salir campeón. Lo convirtió Morena, en el minuto 48, contra el legendario Manga. Y así comenzó una racha de seis Campeonatos Uruguayos, con Morena como ídolo absoluto de los Carboneros.

Al año siguiente, Peñarol derrota al Barcelona de Cruyff por la gallega Copa Teresa Herrera, y se lleva ese trofeo del verano español ante el Borussia Monchengladbach, el otro equipo que sirvió de base para la Alemania mundialista. Fue goleador de las Copas Libertadores de 1974 y 1975 y, entre todas sus participaciones, ostenta el segundo lugar, solamente superado por Alberto Spencer.

En 1978 se registró el histórico 7 a 0 contra Huracán Buceo, marca aún sin igualar. Y al año siguiente se fue hacia España, cuando era raro emigrar.

A Morena lo traemos todos

El madrileño Rayo Vallecano fue el primer equipo extranjero donde jugó, pero en la temporada de 1979-1980 perdió la categoría. Luego fue al Valencia, en dupla con “el Matador” Mario Alberto Kempes. Allí sí descolló la dupla rioplatense, incluso convirtió el gol de la victoria para llevarse la Supercopa Europea ante el Nottingham Forest inglés en el Estadio de Mestalla.

Con un Nacional que lo había ganado todo, cuenta el periodista Mauricio Arbilla para la revista Panenka que “Peñarol, para contrarrestar, había lanzado la campaña ‘A Morena lo traemos todos’; había que pagarlo con un millón de dólares y Peñarol no tenía un mango. Entonces, empezamos a recolectar”, cuenta un adulto Arbilla, recordando que a sus 14 años puso 100 dólares para la consigna. Y se llegó. El día del retorno, se cortaron las calles de Montevideo hasta que llegó a la sede de la AUF para que firme el contrato.

El resto es conocido. La final de la Copa Libertadores enfrentó al Peñarol del ídolo contra el recién creado Cobreloa de Chile. Primera final en Montevideo, con duro empate. Segunda final en Santiago de Chile: gran corrida por banda derecha de Venancio “Chicharra” Ramos para el centro rastrero que alcanzó Morena, acomodó al arquero y superó con zurda. Lo siguiente fue la gente del Cobreloa arrojada al piso, mientras Morena seguía corriendo hacia donde estaba la parcialidad oriental.

La ilusión se perdió un 4 de setiembre de 1983. Era una gran ocasión para hacer las pases con la camiseta celeste. Uruguay merecía jugar un mundial después de los fracasos de Argentina 1976 y España 1982, así como el rápido retorno de Alemania 1974. Pero esa jornada de Eliminatorias, ante el venezolano René Torres, el Monumento al Fútbol Mundial enmudeció. De estupor, de bronca, de lo que sea. Pero supo que esa fractura de tibia y peroné lo haría llorar como aquella tarde de 1964, cuando ve a su ídolo sobre la camilla, acompañado por la mano fraterna de Wilmar Cabrera y los embates de Luis “el Loco” Acosta. Nadie festejó un claro 3 a 0 y todos se fueron con el corazón roto.

En los últimos años, el gran ídolo se desempeñó como director de Relaciones Institucionales y Deportivas del club atlético. Morena padece una enfermedad neurológica, con una recaída en 2023 que provocó la preocupación de los amantes del fútbol uruguayo. A sus 72 años, esta joya del balompié nacional sigue en la memoria de su hinchada y le rendirá homenaje este viernes 29, en la tribuna Cataldi, con una gran bandera cuya leyenda se develará mañana.

El hat-trick de Maxi Silvera trae a la memoria a Fernando Morena y Alberto Spencer entre otros